Freitag, 16. Juli 2010

5. Investigación cultura costarricense (Máscaras)

Desde 1820 en Cartago se dan las festividades en honor a la Virgen de los Ángeles mediante las fiestas agostinas, fiesta que dio lugar a la mascarada tradicional a partir 1877. Las mascaradas son un objeto místico universal ha sumado al hombre en un vinculo para dirigir el bien y el mal, convirtiéndolo en un instrumento que consiste en ritos y danzas, ligadas a los antiguos actos sacramentales y los llamados "Misterios de la Época Colonial para la Pasada.
Las mascaradas constituyen la principal manifestación de proceso, de sincretismo que se dio en la formación de nuestra cultura, donde participaron indígenas, españoles y africanos.

Las mascaradas en Cartago tienen su origen en la Puebla de los Pardos, lugar antes conocido como el Breñal, la gusanera y mas adelante Barrio Los Ángeles.

Después de perder Cartago la capitanía, nace en 1824, el cartaginés "Lito" (Rafael Ángel Valerín), hijo de Mitana Roldan conocida como "Polas", vivían en una casa de adobes frente a la fontana (riachuelo de agua) que hoy es la fuente de milagros de los feligreses, conocida como la "pilita" donde miles de personas van a llevar su peticiones.

Don "Lito" era relojero, creador de sombreros, hojalatero, también creaba marionetas de jícaras, animando un pueblo que le profesaba gran cariño, por su carácter social y de un gran sentido hacia la fe y el espíritu festivo de estos tiempos a través de la religión en festividades como el Corpus Christi, la Semana Santa y la Cuaresma y un gran participante de los famosos juegos teatrales de los Moros y guerrillas, fiestas tradicionales de los indigentes y las practicas festivas coloniales para amenizar las fiestas de la Virgen de los Ángeles que se iniciaron en 1800, dando lugar a las fiestas de agosto que dan inicio en 1820 y luego fiestas cívicas que se dieron en 1929, dirigidas-a rescatar y consolidar la identidad costarricense.
Estas fiestas se daban en diferentes periodos del año, diciembre, abril, mayo, agosto y setiembre, en los turnos de la Puebla de los Pardos, al norte (Barrio La Cruz de Cara-vaca) y al Sur (Barrio Los Ángeles), luego en la Plaza Asís, Estadio Deportivo de Cartago.

Según el nieto de Don “Lito”, no se sabe exactamente cuando paso su abuelo de artesano a mascarero., lo que si sabemos que el se dedico a hacer mascaradas a la Virgen por un milagro que no se tiene certeza. Según narra su abuelo, al entrar a la Iglesia de los Ángeles en un rincón se encontraba una cabeza de una mascara original de España, la tomo y le hizo un cuerpo de madera, de ahí el entendió cual era su misión.

"Lito" Valerín, logra transformar los personajes agonísticos de características europeas en personajes de la sociedad de la época costarricense y de los sectores dominantes de una cultura institucionalizada en un sentido de humor, critica hacia el disfrute de las personas. En esa época quienes se vestían de mantudos o payasos la gente humilde del pueblo o barrio, que muchas veces eran mal vistos por la alta sociedad; lo hacían antes o después de la novena, al medio día, a las tres de la tarde, y a las nueve de la noche..
En ano 1910, sucedió el terremoto que dejo dolor y tristeza en los habitantes de Cartago. Surgió un espíritu de lucha para reconstruir Cartago; fue axial como en 1918 surge Jesús Valerín Roldan, hijo de "Lito", que con solo 16 años de edad, retoma la mascarada, el mismo había aprendido desde niño al lado de su padre, también tocaba marimba, era artesano y se propuso no dejar morir la tradición y seguir con la fe de la Virgen de Los Ángeles rindiéndole homenaje a la fiestas de agosto

Jesús Valerín profesionaliza su trabajo de las mascaras, creando mas personajes con mejores detalles estéticos, alegrando a la gente y muy especialmente a los niños y jóvenes a quienes les tenia mucho aprecio.
En los años 40, surge silenciosamente una nueva familia de mascareros Cartagineses. El Sr. José Martínez Hidalgo, sus hijos Avelino y Guillermo Martínez Solano quienes tenían unos espantos y mascaras que habían comprando en 1941 a don Jesús Valerín.

Es importante hacer notar que en el transcurrir de los años siguientes se iniciaron otros artesanos mascareros de la provincia de San José y de Heredia.

Las mascaradas son un objeto místico universal que ha sumado al hombre un vínculo para dirigir el bien y el mal, convirtiéndolo en un instrumento que consiste en ritos y danzas.

Las mascaras son llevadas generalmente por los jóvenes, bailando y corriendo detrás de la muchachada, para alcanzarlos y lograr pegarles con una vejiga de chancho o con un chilillo y ponerle gusto a la actividad.
A las doce del meridiano, una bombeta de doble trueno anunciaba con su estallido el comienzo de las fiestas. Era el momento para que las mascaras salieran a la calle a alegrar y asustar a la concurrencia.
La tradición de la mascarada o desfile de payasos se ha conservado a trabes de los anos, y los mantudos continúan siendo una expresión del sentido humor de nuestros pueblos.

“Lito” Valerín, logro crear un hermoso matrimonio, desde el ano 1820, entre la cimarrona y la mascarada, actualmente se mantiene, se han conformado grupos con talleres de mascaradas y grupos de cimarronas esparcidas por todo el territorio nacional."





Desde su minúsculo y abarrotado taller –un contenedor, en Oreamuno, Cartago, el artesano Guillermo Martínez Solano trabaja diariamente en el rescate y promoción de la mascarada tradicional costarricense.
Este mascarero cartaginés, de 82 años, es el ganador del Premio Nacional de Cultura Popular Tradicional 2008.
El jurado acordó otorgar el galardón a Martínez al considerar que su labor “ha sido ido fundamental para mantener esta tradición de la mascarada como componente primordial de la identidad costarricense”.
Legado creativo. El mascarero recuerda que desde que tenía 8 años la fabricación de máscaras lo cautivó, especialmente por influencia de su hermano. Pero una adquisición en la década de los 40 fue clave para iniciarse formalmente en la confección de máscaras.
Después de la muerte de don Lito, Jesús continuó la tradición, pero solo durante un tiempo. Fue así como los hermanos Martínez visitaron la casa de la segunda esposa de Jesús y se toparon con valiosos tesoros.
“Había moldes de arcilla y madera originales de 1887 que se usaban para fabricar los mantudos, También encontramos varias máscaras de petatillo y cedazo”, narró Martínez.
Por ¢500, los hermanos compraron dos gigantes y seis máscaras que luego inspiraron los personajes con el sello Martínez, del cantón de Oreamuno.
Debut en las fiestas. Con el apoyo de unos catálogos, también hallados en el taller de Valerín, y orientados por su ingenio, los Martínez se pusieron a trabajar en sus propios personajes que debutaron en las fiestas agostinas en Cartago.
Las mascaradas de los Martínez, con sus jocosos personajes, fueron invitados de honor en muchas fiestas patronales durante la década de los cincuenta.
Fue así como la máscara del “policía de la esquina”, heredado de la escuela de los Valerín, adoptó su propia versión y además evolucionó hasta convertirse en el popular “Poligordo” de gran tamaño.
Los gigantes “Julito y Julita” provienen de la tradición mascarera española y están inspirados en una pareja de Oreamuno que no se perdía los pasacalles y que siempre iban detrás del desfile tomados de la mano.
Martínez es muy claro en cuanto a la selección de sus personajes:
“No fabrico máscaras de figuras políticas, ni deportistas, ni gente de la farándula. A mí no me interesa hacer dinero con la venta de estas máscaras, lo que me importa es mantener la tradición entre las nuevas generaciones”, enfatizó.
El artesano afirmó que lejos de guardarse los secretos de su oficio, él disfruta de transmitirlos a los demás, especialmente a los niños.
El jurado del premio también reconoció la constante labor de difusión que realiza Martínez por medio de talleres en escuelas, colegios, centros penitenciarios y espacios al aire libre como parques y plazas.
“Me encanta compartir con los niños lo que yo he hecho durante tantos años y es muy emocionante ver cómo ellos mismos fabrican sus mascaritas y se las ponen para desfilar en los pasacalles”, declaró el artesano.
Su madre, Tatiana Aragón, recordó que Martínez había ido a la Escuela Bilingüe Sagrado Corazón a impartir un taller de máscaras y que los niños y sus padres estaban “como locos” con la actividad.
Martínez defiende la confección según el estilo tradicional .
Utiliza materiales como papel periódico, pegamento casero, harina o almidón y cemento. Para evitar que se dañen o se desintegren por el uso, les aplica una masilla de revestimiento que consiste en una mezcla de cola con blanca España (una especie de yeso en polvo).
“Esta tradición no debe morir y para eso es que trabajo”, puntualizó.





Materiales
  • 1 tabla o cuadro de cartón de 30cm x 30cm (base para elaborar)
  • 1 Kg. de arcilla o barro gris
  • 150 cuadritos de 2.5” x 2.5” de papel de bolsa de cemento
  • 150 cuadritos de 2.5” x 2.5” de papel periódico
  • 1 alambre de 1mm de grosor y 50cm de largo
  • 1 cuadro de lija No. 100 4” x 4”

Otros materiales
  • Papel higiénico (1 rollo / 10 máscaras)
  • Cinta adhesiva “tipo” 1” (5 rollos / 150 máscaras)
  • Cola blanca (2/4 / 150 máscaras)
  • Masilla blanca (1 caja pequeña/ 150 máscaras)
  • Goma hecha de almidón o harina (1kg / 5 máscaras)
  • Pintura de aceite 6 colores: pastel, rojo, negro, blanco, azul y amarillo
  • Pintura antihongos (opcional) (1/4 / 150 máscaras)
  • Pinceles, gruesos y delgados
  • Aguarrás (medio galón / 150 máscaras)
  • Retazos de telas de flores y colores
  • Trapitos para limpiar

Imágenes de la visita del Taller de Guillermo Martínez en Oreamuno


Guatusos o Malekus

Es uno de los grupos indígenas más pequeños, tanto en la población como en la superficie que ocupan en la reserva. Se encuentran localizados en las llanuras del norte del país, en el cantón de San Rafael de Guatuso, provincia de Alajuela. Conservan sus rasgos físicos y sus expresiones culturales. Hablan la lengua Maleku y el español, y dada la importancia de conservar su lengua se da la enseñanza bilingüe escolarizada. Habitan tres asentamientos: El Palenque Margarita, Tonjibe y El Sol. Su principal actividad agrícola es el cultivo del cacao, pejibaye, palmito y son además pescadores de río. Trabajan artesanalmente en la confección de figuras indígenas de cerámica, artículos de madera en balsa y, arcos y flechas en madera.




Borucas o Bruncas

Este grupo indígena se encuentra localizado en la reserva indígena de Boruca, formada por varias comunidades: el Centro de Boruca, Rey Curré, asentada en la carretera interamericana sur; Changuena, Maíz y Bijagual, todas éstas en el Cantón de Buenos Aires. Conservan muy pocos rasgos de su etnia, su lengua indígena ha desaparecido, a pesar de los esfuerzos realizados por la Universidad de Costa Rica. Tienen una economía campesina, su agricultura es de granos básicos, teniendo además cría de cerdos y ganado. Su expresión artesanal es de tejidos, comenzando con la siembra de algodón, el uso y preparado de colorantes vegetales y culminando con la elaboración de artículos de buena calidad y muy llamativos. También trabajan las jicaras con un estilo propio, sacando al mercado variedad de artículos con diseños muy depurados. El "Baile de los Diablitos" es una de sus manifestaciones culturales de mayor relevancia y difusión, se realiza el 31 de diciembre de todos lo años.



Bibliografía:

http://www.ticoclub.com/folclm.htm

http://wvw.nacion.com/ln_ee/2009/enero/29/aldea1856823.html

http://www.guiascostarica.com/rios/grupos_indigenas.htm#malekus

http://www.1-costaricalink.com/costa_rica_pictures/maleku_indigenous_masks_picture.htm

http://www.1-costaricalink.com/costa_rica_pictures/boruca_indigenous_masks_picture.htm

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